miércoles, 17 de junio de 2009

apaguemos la tele

En septiembre del año pasado dejé mi departamento en Santiago de Chile, puesto que me venía a “las Europas”, se suponía que al mes siguiente. Todos mis bienes fueron embalados, repartidos, concesionados o regalados. Entre ellos mi único televisor de 14 pulgadas, que fielmente me había acompañado gran parte de mis años universitarios. En la casa de un amigo tuve la oportunidad de ver hasta el aburrimiento la televisión por cable. Pero cuando llegué aquí ya no hubo más TV y creo que fue la mejor decisión que he tomado en mi vida.

Distanciada de la telebasura, mi biblioteca se duplicó en cosa de meses, junto con mi disco duro. Incluso tuve que adquirir un segundo disco externo. Ya no me angustio por el rebrote de la violencia en las calles, el supuesto aumento de los robos (¿son los robos o las denuncias?) incluso, puedo asegurar con toda propiedad que no le temo a la Gripe A.

No confundamos esto con desinformación o falta de preocupación por los temas que nos aquejan como sociedad. Me mantengo al tanto de lo que pasa en el mundo y en mi país más y mejor que cuando tenía la Tele monopolizando mi “sensibilidad informativa”. Pero ocurre algo distinto con informarme por los medios escritos, digitales en su grandísima mayoría. Los periódicos (manejados por los mismos cerdos de siempre) presentan en sus versiones digitales sus respectivos comentarios y foros de discusión, que entregan más antecedentes que las 4 “entrevistas” editadas al “ciudadano común”, clásicas de los noticieros y matinales. Contrasto información con otros medios oficiales y blogs y no corro el riesgo de engancharme burdamente con la teleserie de turno.

A quienes no me crean aún (y es que no tienen por qué) los invito cordialmente a hacer el experimento. Apaguen la TV un par de meses y luego de eso me cuentan qué tal se sienten. Les aseguro que este ‘ejercicio’ no los matará.



IMAGEN CAIF 2008

2 comentarios:

  1. Me da miedito, a la madre de uno no se le hace eso. La tele me crió, y le debo respeto ¿sabías que los televisores de perilla que ya no usamos los hemos conservado? Creo que es por respeto.
    O por cachureros.
    Pero me daría mucha pena deshacerme de ellos. Tanto Inspector Gadget. Dinoplatívolos. Al Bundy. Doctora Polo.
    Pero bueno, por eso debe ser que no tengo blog serio.
    Ni jugoso tampoco.

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  2. Uh...

    ¿apagar la tele así por voluntad propia y no porque una experiencia de vida te instó a buscar otras cosas para llenar ese espacio?..... lo veo dificil. Como dice mi querido Rodo, me crié con la tele y cuando tengo cosas que hacer y no puedo estar pendiente de Noe, la tv es su niñera.

    Ahora, tb debo confesar que cuando me enamoro de algún libro o novela (no importa de qué se trate..jaja..no soy tan cabezona en los gustos como ustedes), soy capaz de dejar de ver tv e informarme de la realidad chilena y del mundo a través de otros medios...

    Un punto a destacar. Eso de los comentarios que se permite hacer luego de una noticia, es lejos lo mejor que se ha creado. Notable fueron los comentarios que hubo cuando nuestra inteligente ministra del trabajo se le ocurrió aconsejarle a los cesantes en plena crisis, a "que no busquen pega si no era estrictamente necesario, porque de hacerlo, presionaban al mercado"...cuec!.

    Imagina los comentarios que hubo allí...jajaja.

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